revista "luchemos por la vida" - Año 7 - Nº 20

Las cámaras fijas de control de velocidad - Sus efectos disuasorios

 

Stephen G. Stradling y Mhairi Campbell
Instituto de Investigación sobre el Transporte. Universidad Napier, Gran Bretaña.

¿Por qué combatir el exceso de velocidad?

La velocidad mata, al aumentar la gravedad y frecuencia de los accidentes. Las leyes de la física dictan inexorablemente que cuanto mayor sea la velocidad en el momento del impacto, tanto mayor será la cantidad de energía que habrán de absorber el recio metal, la blanda carne, y los frágiles huesos. La velocidad al impactar será función de la velocidad previa al incidente y del tiempo y la distancia disponibles para tomar medidas que permitan eludir el impacto (frenada y control de la dirección). La reducción de la velocidad (y el aumento de la distancia de seguridad hasta el vehículo precedente) permitirá tener más tiempo para evitar la intersección de las trayectorias ( choque). 

Los conductores que exceden la velocidad tienen más probabilidad de verse envueltos en accidentes. Una investigación de Stradling et a. (2002), muestra que el 35% de una amplia muestra de conductores de automóvil ingleses que habían sido multados por exceso de velocidad en los tres últimos años también se habían visto envueltos en accidentes, frente al 22% de aquellos que no habían sido multados. Lo que indica que los conductores que han sido multados por exceso de velocidad tienen una probabilidad de más de un 50% (59%) de verse envueltos también en un accidente. Este resultado sugiere que la transgresión a los límites de velocidad es un buen indicador del potencial de riesgo de un conductor.
Además, los conductores que se habían visto envueltos en accidentes en los 3 últimos años obtenían una puntuación significativamente más alta, no sólo en infracciones de los límites de velocidad, sino también en infracciones del código de circulación (incluyen exceso de velocidad, violación de la distancia de seguridad, no respetar los semáforos, y conducir bajo los efectos del alcohol) y en infracciones agresivas (demostraciones de ira y fastidio a otros conductores), en comparación con los que declaraban no haberse visto envueltos en accidentes. Esto era válido tanto para los accidentes activos (“choqué con...”), como para los pasivos(“.... chocó contra mí”), distinción entre tipos de accidentes introducida por West (1995).
Así, pues, los tipos de conductores dados al exceso de velocidad son “imanes de accidentes”. La velocidad al impactar mata, y quienes conducen con exceso de velocidad tienen más probabilidad de sufrir accidentes. La reducción de la velocidad puede lograrse de diferentes maneras: modificando las carreteras o los vehículos para reducir las ocasiones de infringir los límites de velocidad, modificando a los conductores y sus planes de viaje para reducir la inclinación y la presión para incurrir en el exceso de velocidad, o aumentando la probabilidad de la detección y castigo del exceso de velocidad. 
En Argentina, yendo para atrás

A contramano de la seguridad vial, el 13 de setiembre de 2002, el Senado de la Nación sancionó una ley que prohibe los radares fotográficos si éstos no cumplen la reglamentación metrológica y con la ley de tránsito, eufemismos para justificar el desandar el buen camino emprendido para el control preventivo del exceso de velocidad con un sistema incorruptible y permanente.

Los legisladores alegan que con los radares se buscaba un efecto meramente recaudatorio. Más allá de alguna intencionalidad semejante en algún lugar, lo cierto es que desde los comienzos el sistema fue resistido, especialmente por los transgresores que habitualmente zafan con el tráfico de influencias. Entonces, en lugar de procurar perfeccionar el sistema, y generalizarlo, se lo levanta.

¡Arriba los transgresores, abajo la vida!

 



Estudio de la cámara fija de control de velocidad: efectos disuasorios generales

La finalidad de las cámaras de control de la velocidad es reducir el número de víctimas al disminuir el número de accidentes, reduciendo la velocidad (de circulación) en determinadas localizaciones de alto riesgo. En el Reino Unido, el uso de cámaras de control de la velocidad está permitido por la ley de tránsito desde 1991. Dicha ley autoriza a usar fotografías tomadas por una cámara de control de velocidad automatizada homologada como prueba, sin la corroboración de un agente de policía, para procesar a conductores por infracción de los límites de velocidad. 
Se realizó un estudio sobre los efectos disuasorios de la instalación de estas cámaras. Para ello se usó un equipo de estudio “nu-métrico”, para obtener estadísticas de tráfico sobre cada uno de cinco nuevos emplazamientos en la zona de Glasgow, una vez cada tres meses, a partir de abril de 2000. Este equipo registró el número de vehículos y la velocidad a la que viajaba cada vehículo, durante un período de 24 horas, en días laborables, y el estudio se realizó en un emplazamiento diferente cada vez. 

Abril de 2000. Línea de partida.

Cuando se realizó este estudio, se habían elegido los emplazamientos de las cámaras, pero no se habían instalado las carcasas de las cámaras. Por tanto, el estudio registró las velocidades de tráfico iniciales, antes de la introducción de ningún tipo de agente disuasor. 

Julio de 2000. Sólo carcasas de cámaras.

En esta fecha, cuando se realizó el estudio numétrico, las carcasas de las cámaras (que constaban de un poste metálico gris con una caja metálica gris en su parte superior) ya estaban instaladas. No había cámaras en ninguno de los nuevos emplazamientos, por lo que no había destellos de flash que indicaran a los conductores la posible presencia de una cámara.

Octubre de 2000. Cámaras y líneas en la carretera.

En esta ocasión, había cámaras activas en cuatro de los emplazamientos por lo que los conductores infractores habrían percibido los destellos del flash de las cámaras al pasar.

En conclusión, la instalación de cámaras fijas de control de la velocidad había reducido el número de conductores que infringían el límite de velocidad entre dos tercios y una cuarta parte en un período de seis meses (ver recuadro "Efectos...").

Efectos disuasorios específicos

Para comprender el impacto (y su influencia en la conducción) que causaba en los conductores el recibir una multa por exceso de velocidad, se envió un cuestionario a los infractores detectados por las cámaras de control de la velocidad. Se enviaron cuestionarios a 2.880 personas a las que les había llegado la notificación de infracción en el período de dos meses correspondiente a febrero y marzo de 2001. Se recibieron 510 cuestionarios respondidos correctamente (18%).

Resumen

Quienes conducen rápido tienen más probabilidad de haberse visto envueltos recientemente en un accidente. El exceso de velocidad (y otras infracciones de tráfico) reduce los márgenes de seguridad del conductor. La presencia de cámaras de seguridad hace reducir la velocidad a los conductores: tiene un efecto disuasor general. La emisión de notificaciones de infracción produce emociones adversas, pero tiene efectos disuasores variados, ya que la mitad de los conductores se sensibiliza ante su velocidad de conducción y la reduce (en general), un tercio la reduce ante las cámaras de control, y una sexta parte no altera su comportamiento y no reduce la velocidad en ningún caso.

Efectos de la instalación gradual del equipo de detección en el comportamiento infractor
Fecha de la medición Situación % de vehículos infractores en emplazamientos de 30 mph
Abril de 2000 Línea de partida 64%
Julio de 2000 Sólo carcasa de cámara 37%
Octubre de 2000 Carcasa de cámara + líneas en calzada + cámaras 23%


 
Extractado del estudio presentado en ocasión de la Conferencia Mundial de PRI, en Madrid, España, febrero de 2002.

 



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